«Si no tenemos a alguien que nos contradiga, terminamos creyendo que siempre tenemos razón, ¡y empezamos a estar equivocados!» (Jean-Louis Fournier)
A veces esa equivocación no viene por no tener a alguien que nos contradiga, sino porque el yo no quiere saber de esas contradicciones.
Esta equivocación se sostiene en la pasión de ignorancia del yo, en creer que puede comprender todo desde su propia perspectiva limitada.
Por eso Lacan critica a lo largo de todo el Seminario 3 la noción de “comprender” que Jaspers utiliza para estudiar las psicopatologías: “Consiste en pensar que hay cosas que son obvias, que, por ejemplo, cuando alguien está triste se debe a que no tiene lo que su corazón anhela. Nada más falso: hay personas que tienen todo lo que anhela su corazón y que están tristes de todos modos. La tristeza es una pasión de naturaleza muy diferente”.
Lacan es muy claro señalando la limitación del término comprender y las complicaciones que trae para la clínica ya que justamente lo propio de las psicopatologías es engañar la comprensión.
Reflexiones de Lacan sobre el comprender
Les comparto algunas citas de dicho seminario:
-«Es preferible advertir a quienquiera que fuese que no debe creer demasiado en aquello que puede comprender» (Seminario X).
-“Naturalmente, soy como todo el mundo, caigo en las mismas faltas que ustedes, hago todo lo que les digo que no hagan. Aunque me salga bien, no dejo de estar equivocado. Una opinión verdadera no deja de ser una opinión desde el punto de vista de la ciencia, véase Spinoza. Si comprenden, mucho mejor, pero guárdenselo, lo importante no es comprender, sino alcanzar lo verdadero. Pero si lo alcanzan por azar, incluso si comprenden, no comprenden. Naturalmente, comprendo: lo que prueba que todos tenemos alguna cosita en común con los delirantes. Al igual que ustedes, tengo lo que tiene de delirante el hombre normal” (Seminario III).
“Me acuerdo del muchachito que, cuando recibía una bofetada preguntaba: ¿Es una caricia o una cachetada? Si se le decía que era una cachetada, lloraba, formaba parte de las convenciones, de la regla del momento, y si era una caricia, estaba encantado. Por cierto, esto no agota el asunto. Cuando se recibe una bofetada, hay muchas maneras de responder a ella además de llorar, se puede devolverla, ofrecer también la otra mejilla, también se puede decir: Golpea, pero escucha. Se presenta una gran variedad de secuencias que son descuidadas en la noción de relación de comprensión tal como la explicita Jaspers” (Seminario III).
Charles Blondel, quien en su libro “La conciencia mórbida”, notaba que lo propio de las psicopatologías es engañar la comprensión (Seminario III).
“En la formación que damos a los alumnos observamos que en ese punto siempre conviene detenerlos. El momento en que han comprendido, en que se han precipitado a tapar el caso con una comprensión, siempre es el momento en que han dejado pasar la interpretación que convenía hacer o no hacer. En general, esto lo expresa con toda ingenuidad la fórmula: El sujeto quiso decir tal cosa. ¿Qué saben ustedes? Lo cierto es que no lo dijo. Y en la mayoría de los casos, si se escucha lo que ha dicho, por lo menos se descubre que se hubiera podido hacer una pregunta, y que ésta quizá habría bastado para constituir la interpretación válida, o al menos para esbozarla” (Seminario III).
-“Si comprendo, paso, no me detengo en eso, porque ya comprendí. Esto les pone de manifiesto qué es entrar en el juego del paciente: es colaborar con su resistencia. La resistencia del paciente es siempre la de uno, y cuando una resistencia tiene éxito, es porque están metidos en ella hasta el cuello, porque comprenden. Comprenden, hacen mal” (Seminario III).
-“Cuídense de la gente que les dice: Usted comprende. Siempre lo hacen para que uno vaya a donde no había que ir” (Seminario III).
-“…lo comprensible es un termino fugitivo, inasible, es sorprendente que nunca sea calibrado como una lección primordial, una formulación obligada a la entrada a la clínica. Comiencen por creer que no comprenden. Partan de la idea del malentendido fundamental. Esta es una disposición primera, sin la cual no existe verdaderamente ninguna razón para que no comprendan todo y cualquier cosa” (Seminario III).