Desobedecer para poder ser

Es necesario desobedecer para poder ser

Es necesario haber desobedecido para poder ser sujeto de deseo y dejar de ser objeto del deseo del Otro. 

Es lo que se conoce como el proceso de separación del Otro, en aquel momento en donde el niño comienza a interrogarlo, a interrogar su discurso, a entender que no sólo existe el discurso de sus padres y lo que sus padres dicen, si no que hay algo más allá.

Dicho en términos lacanianos, es necesario que se despierte la pregunta de qué es lo que el Otro quiere de mi, es necesario que se vislumbre que el Otro no tiene todos las respuestas, que el Otro está en falta y no todo lo que dice es una verdad absoluta. Es la falta en el Otro lo que permite la emergencia del sujeto del deseo.

La escuela, la casa de otros compañeritos, los tíos “locos”, el amigo del amigo, van haciendo que podamos separarnos de eso que creíamos que era una verdad absoluta: la de nuestros primeros cuidadores.

La alienación al Otro, considerado por Lacan como el primer momento de la estructuración psíquica, deja marcas imborrables en nosotros, en nuestro modo de ser y de construirnos un yo. Estas marcas constitutivas que se producen en el proceso de alienación son inconscientes, y por lo tanto, pueden no ser reconocidas en ningún momento y actuar, como un clon, en la repetición de lo que quisieron para nosotros. 

El proceso de separación, el segundo momento de la estructuración subjetiva, permite separarse parcialmente de esas huellas para no quedarse respondiendo meramente a lo que el Otro desea.

Con la separación del Otro, es posible desarrollar la autonomía y poder armar algo singular a partir de la falta, poder poner en juego nuestro propio deseo, así sea a partir de las huellas de ese primer Otro.

Cuando no existe algo que ayude a cortar ese vínculo con el Otro, o cuando el discurso del Otro aparece como un discurso absoluto, sin fallas, indealectizable, uno no puede hacer este proceso de separación, de desobediencia, y queda a merced del goce del Otro, no pudiendo valerse por sí mismo. Y esto no es sin angustia. Lacan lo dice así: “Lo más angustiante que hay para el niño se produce cuando no hay posibilidad de falta, cuando tiene a la madre siempre encima, en especial limpiándole el culo” (Seminario 10).

Contardo Calligaris y la desobediencia a la familia

Les comparto a continuación un fragmento que traduje de un artículo de Contardo Calligaris sobre la desobediencia a la familia:

«La familia es un poco como la democracia: es la cosa ‘menos peor’ que encontramos para criar hijos. (…) Una familia es un lugar en el que criamos a nuestros hijos para que ellos nos desobedezcan, no para que nos obedezcan. 

Una familia que tenga hijos que piensan igual al padre es patológico. 

Yo creo que eso es bizarro, porque idealmente una familia es un lugar en que los hijos no concuerdan con sus padres. La familia es un lugar donde nosotros criamos autonomía, no clones. Clon es otra cosa» sostiene el psicoanalista italiano en una conferencia de Fronteiras Do Pensamento («Os sentidos da Vida”).

En otro artículo que escribe en Folha de Sao Paulo, el psicoanalista reflexiona en relación a la enseñanza familiar y escolar: «La familia y la escuela son los mayores instrumentos de reproducción social: ambas instruyen, forman y deforman los jóvenes; por eso mismo, es deseable que ellas no estén siempre «concordando».

La discordancia entre las dos crea un espacio de conflicto en que el jóven puede inventar su autonomía posible.

Si la escuela no tuviera la función de presentar contenidos que entren en conflictos con las ideologías dominantes en las familias, la educación será sólo la reproducción del mismo: tales padres, tales hijos».

Los procesos de la estructuración subjetiva: alienación y separación

Para entender mejor los procesos de estructuración subjetiva de alienación y separación, les dejo un video que publiqué en mi canal de Youtube:

 

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