En este post intentaremos resumir cómo surge el deseo en el ser hablante según Lacan, qué quiere decir que el deseo es el deseo del Otro y por qué es diferente a la necesidad y el instinto del mundo animal.
Necesidad, demanda y deseo
El orden simbólico está desde antes de nuestro nacimiento, ya venimos al mundo con un nombre propio y cargados de deseos y fantasías del Otro que espera nuestro encuentro.
Cuando el bebe grita, es el Otro del cuidado quien lo va a transformar en un pedido, va a intentar ponerlo en palabras, convertirlo en una demanda, en un llamado, intentando deducir que es lo que el bebe está pidiendo. Entonces, no sólo estamos definidos por el discurso del Otro desde antes de nacer sino que también dependemos del Otro para conformar nuestro yo y para satisfacer nuestras primeras necesidades.
En el ser hablante no existe un objeto particular, instintivo, que satisface a la necesidad, propio de los animales, se ha perdido para siempre a partir del encuentro con el lenguaje, lo que tiene es una relación mediatizada por significantes, palabras articuladas que forman una demanda. Pero en esta articulación de la necesidad a la demanda queda un resto, algo que lo simbólico no puede capturar, y que funciona como falta que causa el deseo, es lo que Lacan denominó el objeto a.
“Si la relación del deseo con el objeto no fuera problemática no habría tema para tratar en el análisis. Los hombres, como los animales, se dirigirían a su objeto, y no le darían rodeos a éste. […] es decir, el hombre goza de desear, de ahí la necesidad de mantener el deseo insatisfecho” explicaba Lacan en el seminario V. En esa necesidad de mantener el deseo insatisfecho se evidencia que el sujeto no siempre quiere lo que desea sino que la mayoría de las veces eso que desea es inconciliable con el yo.
Entonces el deseo humano es siempre insatisfecho en tanto no hay ningún objeto que lo satisfaga plenamente, el objeto se desliza, cuando aparece alcanzar su objetivo, resurge con otro nuevo decía Lacan.
Lacan sobre el deseo en el ser hablante
Como hemos visto, el sujeto se constituye a partir del deseo del Otro, de lo que se le fue dicho, de las fantasías que lo cubrieron. El famoso estadio del espejo, que en un futuro trabajaremos, muestra como el sujeto se identifica a una imagen exterior para conformar su yo pero teniendo como soporte al Otro que lo aprueba.
Lacan explica que la dependencia del deseo al deseo del Otro se observa, por ejemplo, en el fantasma del voyeur y del exhibicionista, en tanto “es del deseo del Otro que se encuentra dependiendo. Es a la merced del deseo del Otro que se encuentra ofrecido. Esto es concreto, lo encontramos en la experiencia” (Seminario 6).
“Es en este drama de la relación del deseo del sujeto con el deseo del Otro que se constituye una estructura esencial, no solamente de la neurosis, sino de toda otra estructura analíticamente definida” afirma Lacan
A continuación les dejamos dos frases de Lacan que definen cómo nuestra estructura depende de lo que han querido los Otros: “Creemos que decimos lo que queremos, pero es lo que han querido los otros, más específicamente nuestra familia, que nos habla (…). Somos hablados y, debido a esto, hacemos de las casualidades que nos empujan algo tramado” (Seminario 23).
Y luego Lacan da cuenta, en el Seminario 5 explica cómo el Otro determina al sujeto: “Sabemos muy bien en el análisis la importancia que tuvo para un sujeto, vale decir, aquello que en ese entonces no era absolutamente nada, la manera en que fue deseado. Hay gente que vive bajo el efecto, que durará largo tiempo en sus vidas, bajo el efecto del hecho de que uno de los dos padres- no preciso cual de ellos- no lo deseó. Este es verdaderamente el texto de nuestra experiencia cotidiana.Los padres modelan al sujeto en esa funcion que titulé como simbolismo. Lo que quiere decir, estrictamente, no que el niño sea el principio de un simbolo, sino que la manera en que le ha sido instilado un modo de hablar, no puede si no llevar la marca del modo bajo el cual lo aceptaron los padres».
Y continúa en el mismo seminario: «Sé muy bien que esto presenta toda suerte de variaciones y de aventuras. Incluso un niño no deseado, en nombre de un no se qué, que surge de sus primeros bullicios, puede ser mejor acogido mas tarde. Esto no impide que algo conserve la marca del hecho de que el deseo no existía antes de cierta fecha.” (Seminario 5).
Por último, queremos destacar que si bien el deseo es siempre insatisfecho por estructura, es también lo que nos permite soñar, proyectar, hacer arte, amar. El deseo es motor de vida y es por ello que el psicoanálisis se rige por la ética del deseo.
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FUENTE:
-Mi visión del mundo (Albert Einstein).
-Seminario V (Jacques Lacan).
-Seminario XXIII (Jacques Lacan).
Matías Gonzalez.
Licenciado en Psicología en la Universidad de Buenos Aires (UBA).
Brillante