“No debemos olvidar que la característica de nuestra ciencia no es que haya introducido un conocimiento del mundo mejor y más extenso, sino que ha hecho surgir en el mundo cosas que no existían en modo alguno en el nivel de nuestra percepción.” afirma Lacan en el seminario 17. En este post, mostramos como la tecnología afecta a los seres hablamos.
La tecnología, la ciencia y la subjetividad
Por el encuentro del ser viviente con el lenguaje, el sujeto pierde cierto saber instintivo y queda un resto, un lugar vacío, que funciona como objeto causa de deseo.
Para Lacan los objetos tecnológicos vendrían a ocupar ese lugar vacío, vendrían al lugar donde debería estar el objeto que causa el deseo. Estos objetos tecnológicos, va a decir Lacan, están en cada esquina, «hay una abundancia de objetos hechos para causar su deseo», en la medida en que «ahora es la ciencia quien lo gobierna».
De la mano de la ciencia se han creado objetos tecnológicos listos para la satisfacción, para un goce inmediato que permitiría acceder a la felicidad.
Miller afirmaba que la ciencia busca lograr un saber en lo real, es decir, apuntando a lo imposible, y nos recuerda que incluso se ha llegado a clonar un mamífero: la oveja Dolly, y que en esa época hubo una gran preocupación de sectores de la sociedad sobre la duda de hasta dónde puede llegar la ciencia (¿clonar humanos?), que es la misma preocupación que sostiene Lacan: «pronto sabremos como producir tal o cual tipo de persona que sabrá marchar con todos».
Decía Lacan: «El hombre moderno está dispuesto a todo para gozar». Y podríamos acompañarlo con una frase que caracteriza al discurso de la ciencia como al del mercado: «impossible is nothing» (nada es imposible). Incluso medir con números y estadísticas el nivel de algún tipo de inteligencia que luego te podrá decir, dependiendo tus posibilidades económicas, culturales y educativas, si eres o no inteligente.
Es la época del exceso de los objetos de consumo, listos para tu satisfacción, cada vez más especializados, para cada goce, para cada síntoma, generando un goce autoerótico, en solitario, sin necesidad del Otro.
Por último, recordamos que Lacan para hablar sobre estos aparatos tecnológicos, lo que él denomina «gadgets», realiza un juego de palabras al referirse a los aparatos tecnológicos llamándoles letousías que querría decir olvido o negación del ser.
FUENTE:
1- Las referencias a Lacan son de su seminario 17 «El reverso del psicoanálisis».
2- Las referencias a Miller son de su libro «La época en la que el Otro no existe».
Matías Gonzalez.
Licenciado en Psicología en la Universidad de Buenos Aires (UBA).