Sujetos del inconsciente

Sobre las exigencias de la época actual, y la propuesta del psicoanálisis como resistencia.

Inconsciente

Estamos sujetados. El inconsciente no cesa de insistir

Las preocupaciones por lo que pasará, por lo que los demás dirán y diferentes dudas acerca del futuro lo sufren diversas personas olvidando que además de ser imposible manejar el orden en que las cosas suceden, estamos sujetados por el inconsciente.

El intento obstinado y fallido del yo de controlar al inconsciente escondiendo y reprimiéndolo produce diferentes consecuencias para la salud mental de las personas.

El inconsciente reclama su lugar en la vida psíquica a través de distintas formaciones como lo son los sueños perturbadores que son desfiguraciones de las representaciones inconscientes, los actos fallidos, impulsos no controlados, síntomas, entre otros modos que tiene de insistir por aparecer, de avisarle al sujeto que su yo no es dueño de hacer lo que quiera.

La importancia del psicoanálisis radica en la necesidad de los sujetos de percatarse de la posición inconsciente en la que estamos ubicados en relación al Otro, los significantes que nos determinan como sujetos y el modo de gozar que nos caracteriza, con el fin de alejarse del sufrimiento que provoca este saber no sabido, y permitiendo el éxito de la cura. Freud dedicó su trabajo justamente a explicar que las emociones nunca dichas y las palabras que no se dicen, no desaparecen, quedan enterradas, reprimidas pero luego aparecen de una forma aún peor.

El retorno de lo reprimido insiste en aparecer en las distintas formaciones del inconsciente, produciendo distintos malestares en la vida de las personas de las que muchas veces ni siquiera saben el por qué e incluso lo ignoran.

El «invento» freudiano del inconsciente ha revolucionado el modo de concebir la mente del ser hablante. El neuropsicólogo y psicoanalista Mark Solms nos recuerda como ejemplo que mientras la mente consciente es capaz de atender 6 o 7 cosas a la vez, nuestro sistema inconsciente procesa muchísimas cosas al mismo tiempo.
Ante una época como la actual en la que predomina la inmediatez, la publicidad y el imperativo que obliga a gozar para ser feliz taponando la falta estructural del ser hablante y generando angustia, el psicoanálisis ofrece resistencia dando vital importancia a la ética del deseo y de la palabra.

Por último veamos como Lacan describe al descubrimiento freudiano del inconsciente: «El psicoanálisis le anuncia que usted ha dejado de ser el centro de usted mismo, ya que había en usted otro sujeto, el inconsciente. Es una noticia que, en primer término como la de Copérnico, no fue bien aceptada. (…) No solamente Freud ha comenzado a racionalizar lo que hasta ese momento se había resistido a la racionalización sino que también ha mostrado en acción una razón razonante como tal, quiero decir, razonando y funcionando como lógica, sin que el sujeto lo sepa, y esto en el campo mismo clásicamente reservado a lo irracional, a la sinrazón, digamos el campo de la pasión.
Es esto lo que no se le ha perdonado. (…) Que la sexualidad sea el lugar de una palabra, que la neurosis sea una enfermedad que habla, he aquí una cosa extravagante (…) No hay que ver en el analista a un “ingeniero de almas”, no es un físico médico, no procede estableciendo relaciones de causa a efecto: su ciencia es una lectura, una lectura del sentido. Sin duda es por eso que, sin saber bien qué es lo que se esconde detrás de las puertas de su consultorio, se tiende a tomarlo por un brujo, y quizás un poco más grande que los otros».


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